Llega el verano y con el, el descanso. Descanso del trabajo, descanso de las clases, descanso y vacaciones.
Pero para el Señor, no hay vacaciones. Para el cristiano, a nivel piadoso, hablando sobre Gracia, no hay vacaciones. Muchos se marchan a la playa, a la montaña, a visitar exóticos paisajes, con las maletas llenas de ropa, toalla, bañador...pero se olvidan a Dios en su casa, en su ciudad en su pueblo. Y parece que también se hacen vacaciones de Dios.
Que durante este verano no nos pase a nosotros, que no dejemos a Dios aparcado en casa, que le tengamos presente cada día, que no desatendamos nuestra alma y que procuremos seguir viviendo nuestro cristianismo de la misma manera en que lo hacemos a lo largo del curso.
Feliz verano, DE COLORES